¿Es el mundo en el que vivimos una proyección de nuestra mente? ¿De la mente de quién?
Tratando de rayar la finísima línea que separa la cordura de la locura, este texto pretende transmitir los sentimientos desde la cara más dura, fría y oscura de la realidad, la de ellos, la de estos personajes sin nombre. La de gente que no existe a los ojos de la sociedad porque no encajan en ella; porque están recluidos en sus casas o en hospitales viendo la vida pasar desde sus ventanas, imaginado que algún día pasarán a formar parte de ella.