Mikaela y Bernardita
Hace ya muchos años, Dios le había hablado a Bernardita en sueños y había anunciado: A los 33 años vais a partir, y tú y tu familia debéis prepararos. Este sueño se había repetido a fines de aquel año, y en la cena de Año Nuevo, cuando se encontraba casi toda su familia reunida, sintió que había llegado el momento de compartir la revelación y anunciar sobre su partida.
Aquella misma noche, a fines de 1998, me encontraba en Suecia, un país junto a las aguas calmas del Báltico. Estaba reunida con mi familia y una amiga llamada Irene. Y habiendo ya cenado, hicimos una oración de gracias por todas las bendiciones recibidas durante ese año. Luego de dar las gracias, recibí de mi amadísimo Padre y Creador el siguiente anuncio: Hija mía, ordenad todo lo tuyo para retornar al lugar desde donde has venido, porque allá se dará grande bendición. En ese mismo instante supe que era aquel llamado que había esperado durante toda una vida.
Y así, con la magia divina, éramos guiadas en una bendita coincidencia de fechas, a un encuentro que abriría paso a una sublime iniciación que haría posible la presencia del Cristo en Gloria y Majestad nuevamente en la Tierra. Había transcurrido un año y medio desde mi retorno, y nos encontrábamos en el más profundo éxtasis: Bernardita había ascendido por primera vez con toda su esencia, y nuestro Padre y Creador se había manifestado plenamente en cuerpo y alma.
(extracto del libro El Levantamiento)