Mujer, ¿cómo negar los dones con que Dios te bendijo? Un corazón enorme, de ternuras en flor; un vientre generoso, donde florecen hijos, y la fuente de tu alma, donde fluye el amor. Cómo negar que cumples la tarea más dura y eres de la familia el sostén y timón, y que tras la apariencia de tu frágil figura tienes gran fortaleza y determinación?
Cuando ya ni recuerdes por qué nos separamos y en tu cama vacía añores esos días en que amor nos juramos / Y te sientes con desgano a rumiar tu apatía ambicionando en vano el calor de mi mano sobre tu frente fría / Cuando el sol ya no quiera asomarse a tu puerta y no haya primaveras que iluminen siquiera tus ilusiones muertas / Cuando vivas a oscuras y tus labios sedientos reclamen con locura un beso de ternura que alivie tu tormento / Cuando caigas en cuenta del daño que me hiciste y me busques a tientas para lavar la afrenta y veas que me perdiste / Cuando llores vacía ante tu negra suerte / entonces ese día sabrás de la agonía que yo sufrí al perderte.