Por circunstancias de la vida, nadie tejió un nido para mí. Fui dejada en un mundo extraño sin que contemplar que mis alitas, fuera de ese refugio donde debía crecer, nunca iban a tener la fuerza necesaria como para poder volar. Pasaron los años, y con mi marido y seres queridos Por eso, cuando primero Laura y luego Mariano decidieron buscar un lugar en el mundo sin pedirle permiso a nadie, mi alma se quebró y la vida se me hizo agónica. La casa vacía, las risas frescas, los sueños compartidos se fueron por ese agujero sin contención de mis primeros años de vida y que, sin querer, se hizo presente cuando ellos decidieron volar. Yo sabía que no eran crueles por abandonar el seno familiar, pero en el fondo no podía evitar culparlos de mi profunda tristeza. Sin embargo, me daba cuenta de que eso no estaba bien. Este libro se resume en un solo pensamiento: antes de seguir buscando a Laura, me tengo que buscar a mí. Sobre ese desafío, el de la búsqueda correcta, es la presente historia.
Por eso, cuando primero Laura y luego Mariano decidieron buscar un lugar en el mundo sin pedirle permiso a nadie, mi alma se quebró y la vida se me hizo agónica. La casa vacía, las risas frescas, los sueños compartidos se fueron por ese agujero sin contención de mis primeros años de vida y que, sin querer, se hizo presente cuando ellos decidieron volar. Yo sabía que no eran crueles por abandonar el seno familiar, pero en el fondo no podía evitar culparlos de mi profunda tristeza. Sin embargo, me daba cuenta de que eso no estaba bien. Este libro se resume en un solo pensamiento: antes de seguir buscando a Laura, me tengo que buscar a mí. Sobre ese desafío, el de la búsqueda correcta, es la presente historia.
Como el Dante que volvió de los infiernos y puede contarnos lo que vio, Mary Vicy es una sobreviviente de un correccional y puede narrarnos el abismo y la vuelta a la vida.
Mi hogar: la minoridad es una historia autobiográfica en la cual Mary -a partir de material y experiencias que recopiló durante muchos años- nos cuenta sus vivencias, sus dolores, sus furias y su volver a creer en el amor. Carmen González Taboas nos dice: "Leyendo este libro uno se encuentra de pronto riendo, de pronto llorando, de pronto estremecido, de pronto comunicado con las cosas de uno mismo. Dejando a un lado el valor testimonial del libro, el valor de promesa desde el punto de vista literario es su mayor mérito. Si desde 1971 hasta hoy, en la autora se ha dado verdadera metamorfosis o transformación, yo creo que en ella tiene que ver el haber convertido los viejos papeles en un libro. O sea, a ella, antes que a nadie, le ha servido para comunicarse consigo misma. A partir de ahí, es probable que sirva a muchos otros?.