Misteriosos sucesos tienen al pueblo atemorizado. Solo quien tiene el valor o la inocencia de aceptar otra realidad quedará a salvo.
La vida discurre monótona para los habitantes de un pueblecito confinado entre las colinas de Levante y el mar Cantábrico. La aparición en la playa, arrojada por el mar (segun afirman algunos) de una mujer de "otra raza" provoca rumores, algunos de los cuales la relacionan con la familia Navalcan.
La ignoracia de unos y la intolerancia de otros condenan a la marginación a la recién llegada. El mar, omnipresente y quizás el verdadero protagonista de la historia, es el mejor aliado de la bella desconocida.
Poco tiempo después de la sorpresiva aparición, la maternidad de la "mestiza" -así denominada por quienes se niegan a pronunciar su nombre-, añade una nueva perturbación que llega a una conmoción absoluta con los dramáticos sucesos que acontecen después de la desaparición de la madre y la hija.
Cegados por el miedo, los habitantes dan por sentado que una terrible maldición ha caído sobre el pueblo y deambulan por él como por un laberinto. Luis Navalcan comprende que, como en el mito griego, la única forma de salir del laberinto es tomar el hilo que Ariadna le ofrece y traspasar el misterio accediendo a la otra realidad.