Estas breves historias ofrecen destellos luminosos sobre algunos héroes desconocidos, hombres y mujeres de nuestro tiempo, que no alcanzaron la gloria humana, pero son honra del cristianismo. Fueron escritas para no perder la memoria de quiénes somos nosotros mismos ni de quiénes somos deudores en la fe. Su lectura, amena e ilustrativa, está dirigida a todos los públicos, pero especialmente a los jóvenes para que conozcan algunos ejemplos de vida cerc

En este grupo de mujeres admirables, conoceremos algunos rasgos sobre la primera santa mexicana, la Madre María Natividad Venegas, con la gran obra caritativa que ella logró desarrollar. Resalta, asimismo, la conmovedora historia de María "Quica" Romo, natural de Jalisco, la admirable hermana del sacerdote mártir Santo Toribio Romo. Brillan con luz propia los casos de otras jovencitas que murieron como mártires en la flor de su edad.

A través de estas páginas, nos asomamos también al calvario que padecieron dos valientes muchachas colimenses, Candelaria Borjas y María Ortega; o al martirio colectivo que soportaron las monjas adoratrices del pueblo de Ejutla durante los duros años de la persecución religiosa. Se narran los casos martiriales de los sacerdotes Rodrigo Aguilar, Gumersindo Sedano y de los tres mártires de San Joaquín. En todos los casos se trata de mártires, heroínas, mujeres santas y sencillas muchachas de nuestro tiempo. Ellos llevan nuestros mismos apellidos. Afrontaron la aventura de su vida con una fe luminosa, con gran amor a Cristo y al prójimo. Su patriotismo fue sincero, y por lo mismo son ejemplo de muchas otras virtudes de aquellas que configuran la madera de los auténticos santos y de los héroes.