Contiene "El convento de Sir Domick", "El té verde" y uno de los indiscutibles íconos del género del terror en literatura: "Carmilla".
Este último relato incluye todos los tópicos de la fórmula moderna de las ficciones de vampiros: la seducción de la víctima por parte del victimario, la recurrente confusión entre sueño y realidad, el intento -permanente, aunque vano- de explicar los hechos en términos racionales y los métodos "folclóricos" para reconocer, capturar y matar a estas criaturas. El personaje de la vampiresa Carmilla influyó, sin duda, en la delineación del Drácula de Bram Stoker, y en el desarrollo de la acción en esa novela.