Lo que persigue este libro, Metafísica o Proté Philosophia, es por lo menos arriesgado: pretender que la metafísica sea tema serio de investigación. Etimológicamente, "metafísica" significa "más allá de la física" y si por física se entiende todo lo existente, no cabe duda de que lo que queda fuera del existente, no existe. Parece pues que, considerada de esta manera, la metafísica entra dentro del mundo de la imaginación, de las alucinaciones o del delirio. ¿Es que el conocimiento natural de Dios, del derecho, de las obligaciones, está fuera de la realidad y es simplemente un sueño que, como todo sueño, real o poético, nos sirve para distraernos o gozar pero no para tomar contacto con lo verdadero?
Las ciencias y las matemáticas pueden enseñarse didácticamente, pues son conceptos elaborados a partir de experiencias sensibles. Toda la anatomía descrita en los tratados como Testut puede transmitirse porque son palabras o conceptos mentales repetibles hasta el infinito y cualquier receptor puede llegar a comprenderlos. Lo que no es repetible y, por consiguiente transmisible, porque no es una palabra, es la experiencia. Yo puedo hablar indefinidamente de los cielos azules y estrellados. Lo que es incomunicable es la experiencia personal que ahora y aquí poseo de este cielo. Y es imposible porque las experiencias se dirigen a cosas existentes, que aunque parecidas, son irrepetibles. Lo mismo ocurre con este tema fundamental de la filosofía. Es incomunicable pues solo puede captarse por experiencia. Y ciertamente esta experiencia es patrimonio común de toda inteligencia. Eso significa que todo hombre, con su acto inteligente, siempre está percibiendo el objeto de la filosofía. Sí, la filosofía no es sólo para privilegiados, es democrática: tanto el científico como el analfabeto la poseen en la misma medida y con la misma luminosidad.
Este libro, entonces, no aporta una serie de definiciones más o menos comprensibles del tema. Es, si se quiere un itinerarium mentis ad esse, un mapa mental para que quien lo lea advierta que siempre que piensa, piensa filosóficamente.