Nació en Bogotá D.C., aunque fue adoptado a temprana edad por los cañaduzales del Valle del Cauca. Prospecto inacabado de administrador de empresas y abogado, por lo menos atinó a recibirse como Programador de Sistemas, licenciado en Comunicación Social de la UNAD de Colombia y especialista en Gerencia Judicial de la Universidad del Rosario. Trabajó como funcionario de la Administración Judicial de la República hasta que tardíamente se dio cuenta de algo fundamental. Cierta locura a todos se nos hace progresiva. Algunos la convertimos en benéfica. 50 horas semanales examinando causas criminales durante 12 años, es un poco menos perverso que transformarlas en la absurda labor de hacer parir las hojas vacías. Porque el escritor no escribe para vivir. ¡Qué ingenua utopía! El escritor sólo escribe para que vivan las palabras. De cancerbero de la libertad ajena a cirujano de lo inexistente.