El aforismo, género literario que existió siempre, en este tiempo resulta el más extraño modo de comunicación y un verdadero acto de fe en la capacidad del receptor al que está destinado. Autor y lector, protagonistas ambos de la más fantástica de las aventuras, se embarcan juntos con ánimo de navegar en un océano sin límites.

Es un género con mucho misterio, ya que incluso las sucesivas definiciones que se han ensayado a lo largo del tiempo parecen dejar afuera lo sustancial, es decir, lo indefinible. Porque el aforismo no es sólo un conjunto breve de pensamientos expresados con acierto, sino que de él desborda un "algo" al que no podemos sino llamar "alma". De ahí que los espacios en blanco sean tan importantes como las palabras, para que el espíritu, al aletear, no marchite sus alas contra ninguna arista.
 
Por eso se requiere un escritor de la talla de Saavedra Weise para estar en condiciones de matizar ese silencio con la palabra justa, con el exacto término que, sin saber, estábamos esperando. Antes y después de esa palabra es posible recuperar un silencio que ahora se encontrará pleno de bienvenidas resonancias.
 
Los libros anteriores del autor lo definen desde un territorio en el que la filosofía y la poesía se descubren sin barreras ni limites. No pretende ocultar su plena convicción de que toda literatura que merezca tal nombre ha de estar en secreta consonancia con ambas disciplinas.

Jardín de crisantemos (haikus) es una acertada incursión en la forma poética japonesa.

El autor logra recrearnos y hacernos sentir con intensidad el instante,  el fluir  de la vida; la armonía que se esconde en lo simple que nos rodea  en algo tan sencillo  como  la gota de rocío que está posada en un pétalo y recoge los destellos del alba.  El autor también  logra hacernos conscientes de la íntima lucha del poeta ante el desafío de la hoja en blanco. Carlos Alfredo Saavedra Weise escapa de la facilonería y respeta en sus poemas, con sutil belleza, el rigor que este género minimalista impone.

Con el recurso de la metáfora y el aforismo (metaforismo), el autor consigue la creación de un género literario y filosófico diferente e innovador. Su lectura permite gozar de la frescura de la poesía combinada con la densidad conclusiva del aforismo.

Con el metaforismo, una combinación de metáfora y aforismo, el autor consigue que el lector juegue simultáneamente con la poesía y el aforismo. El texto incluye un capítulo de preguntas que alegran el alma. En contraste, en "Disquisiciones sobre el tiempo" nos hace sentir las reflexiones intensas de la gravitación del tiempo sobre la condición humana. En "Líneas" encontramos aforismos concisos, y en "Astrolabio" se acumulan, a la manera de un firmamento de estrellas, sentencias que conmueven y agudizan el espíritu del lector.