Algo perverso se instala en la vieja casona de Elsy de la calle 50… algo que de sobra conocen los habitantes del antiguo Mayab: un ente de esencia chocarrera, destinado a apaciguar la fuerza de la naturaleza para favorecer a los moradores a cambio de ofrenda, porque solo la gente que vive aquí entiende que fueron creados para conservar la armonía del cosmos y que desde tiempos inmemoriales exigen prenda.

Para Elsy el costo de la ofrenda es tan alto que solo la tenacidad de Miguel, su eterno enamorado, los lleva a consultar un j’men para encontrar la manera de librarse de Xóot’, ese ente que no es más que un testarudo alux que transforma su vida. Porque ver y seguir a un alux proporciona extensos beneficios, pues es fiel guardián y proveedor de la cosecha, pero también implica un grave peligro, pues si bien la creencia dicta que estos seres están vinculados al monte, la realidad es que son aliados del kizin, o dios de la muerte, y pueden imponer castigo si se sienten traicionados o juzgan que han sido malagradecidos con los dones por ellos prodigados.