Pero a partir de 1988, todo cambió. En septiembre de ese año, el huracán Gilbert se detuvo ante la costa de esta región y, después de cernirse amenazadoramente durante varias horas, pasó inexplicablemente de largo. Fue directo a Monterrey, donde causó estragos. Tampico, Madero y Altamira quedaron completamente a salvo.
En las décadas siguientes, varios huracanes pasaron cerca de zona, pero sin castigarla. Gracias a eso, se difundió la creencia de que había una base de ovnis que protegía la región.
¿Se trata de una superstición sin asidero científico, o esa base de ovnis realmente existe? Mito o verdad, este libro ayudará al lector a adentrarse en el tema.