Acerca del libro
SUEÑOS EQUIVOCADOS
Sueños equivocados es una novela integrada por tres personajes: Eugenio, Carlos y Francisco, que representan las etapas importantes en la vida del propio autor.
Ricardo Rosales Alvarez (Guanajuato, México, 1951) es médico anestesiólogo. Después de una adolescencia conflictiva, a los 18 años abandonó los estudios y emigró a los Estados Unidos de América, con la intención de forjarse un futuro. Durante su estancia en ese país, trabajó como obrero en diferentes empresas. Para su fortuna, conoció a un maestro de inglés de origen cubano, que lo motivó a que continuara con su preparación académica. Para hacerlo decidió regresar a su país.
Aún sin tener clara su identidad propia y profesional, estudió la carrera de Medicina y e hizo un posgrado en Anestesiología. De la conciencia de su problemática, le nació el gusto por las disciplinas afines al estudio de la conducta. En su búsqueda, encontró las respuestas necesarias para despejar sus confusiones. De estas encrucijadas existenciales, surgió el deseo de escribir su manifiesto, que no deja de ser una analogía ficticia de su narrativa biográfica.
Eugenio es el adolescente que se encuentra en una encrucijada complicada: entre la búsqueda de su identidad y seguir los caminos de sus códigos morales. Él ha introyectado la ilusión de una posible felicidad futura, siempre y cuando cumpla con los estatutos de un alma decente: estudiar y ser un profesional, conseguir mediante el arduo trabajo un estatus importante, casarse para formar una familia feliz y por último obedecer los mandamientos de su dogma religioso. Aunque estos códigos estén integrados en su conciencia, su naturaleza adicta al alcohol y a la vagancia no está dispuesta a complacerlo. El conflicto ha despertado la lucha interna y ha confundido así los caminos y sueños…
Carlos representa el sendero iluso de esa posible felicidad: termina una profesión, se casa, forma una familia e inicia su carrera frenética por conseguir el anhelado estatus social y económico. En su camino, se enfrenta a la cruda verdad de su existencia: ni es feliz en su matrimonio ni en su profesión.
Francisco representa el encuentro consigo mismo: la necesidad de reconocer y descubrir su propia naturaleza e identidad. No hacerlo orilla al ser a una miserable equivocación. Transparentar lo que se ama y lo que se desprecia danla posibilidad de identificar los fuegos que queman el alma. Es factible que el sentimiento de odio se vuelque contra el propio; en esta transferencia, la autodestrucción es inevitable…