Acerca del libro
¿ES UN ERROR DERROCAR A LOS DICTADORES? A PROPÓSITO DE LA GUERRA DE IRAK
"¿Es un error derrocar a los dictadores?" es la pregunta con que comienza y termina este libro. Su autor la responde sin dudarlo ya en la primera de sus páginas.
A modo de apuntes extraídos de la trepidante realidad con la que se ha inaugurado este siglo XXI, Fernández se apresura en recopilar todos los que recuerda, asignándoles a cada uno de ellos una parte de culpa o de remedio en lo que verdaderamente le importa, ¿cómo combatir la pobreza en el mundo?
Describe su propuesta con intensidad, aportando todos los detalles que conoce, como si pronto alguien le fuera a encargar ponerlas en práctica. No obstante, confiesa sentirse sorprendido por sus conclusiones: "Cuando creíamos que la pobreza la combatiría el corazón y la buena fe, por el capricho de la historia, han concurrido tres acontecimientos mundiales que han desordenado el mundo para volverlo a organizar sobre una realidad con dirección universal. La globalización de la economía, la globalización del terrorismo y la guerra de Irak, han redactado una nueva hoja de ruta para la sociedad del siglo XXI".
Es verdad, "los ciudadanos se encuentran desconcertados, enfrentados consigo mismo en continuas contradicciones sobre lo que se debe hacer o lo que se debe opinar. Amamos la paz pero nos horrorizan los tiranos. Queremos la universalidad pero nos asustan los procesos migratorios. Deseamos comprender a todos, ayudar a todos, pero todos son demasiados, casi tres mil millones de pobres. Deseamos combatir al talibán pero no queremos invadir su país. Despreciamos las armas pero nos sentimos vulnerables por el terrorismo. Deseamos los resultados pero reprobamos los medios".
Vivimos en un desorden intelectual que no conseguimos enderezar, participando en un desconcierto colectivo, del que España tampoco ha sido capaz de librarse: retiramos las tropas del campo de batalla y las enviamos a combatir un maremoto, como si quisiéramos ignorar dónde está el enemigo.
Puede que nada de lo dicho nos convenza, no importa; habrá que seguir buscando nuevas soluciones, pero mientras tanto recordemos la realidad cotidiana y abrumadora de más de tres mil millones de seres hambrientos, cuyas caras el autor ha querido incorporar junto a sus palabras en veintiséis excelentes fotografías sobre la pobreza y su diversidad. Son los testigos y las víctimas de la actual tragedia de la humanidad que todavía siguen esperando nuestra decisión.