Acerca del libro
CUARENTA FORMAS DE EXTRAVIARSE EN UN LABERINTO
El Maestro preguntó a su discípulo:
-Ahora que debes emprender tu propio camino, ¿cuál será el propósito de tu vida?
-Será que de hoy en adelante no diré jamás una tontería -respondió el estudiante.
-No digas tonterías -replicó el Maestro.
"No temo equivocarme al afirmar que los trabajos contenidos en este libro representan un acabado ejemplo de refinamiento creador.
Cuentos límpidos en su diseño intelectual, hechos con clara inteligencia, para iguales, en procura de resplandores y maravillas, insertos como frutos magos en la cotidianidad de la prosa.
Porque David Avante es el hondero entusiasta y tiene el instinto seguro del que anda con el idioma en la sangre y lo paladea y le siente el pulso claro. Pero no es la forma su mérito "No temo equivocarme al afirmar que los trabajos contenidos en este libro representan un acabado ejemplo de refinamiento creador.
Cuentos límpidos en su diseño intelectual, hechos con clara inteligencia, para iguales, en procura de resplandores y maravillas, insertos como frutos magos en la cotidianidad de la prosa.
Porque David Avante es el hondero entusiasta y tiene el instinto seguro del que anda con el idioma en la sangre y lo paladea y le siente el pulso claro. Pero no es la forma su mérito -que la tiene y la luce-, sino unos contenidos, unas sustancias hechas con temblores humanos, donde el autor, desde la interioridad de su poética de la ensoñación, organiza a sus protagonistas en absurdos, retruécanos y simulacros intelectuales por los que campean la paradoja y un humor de media sonrisa, vagamente melancólico. En la estirpe de Ambrose Bierce, Kafka, Borges, este David está casi listo para colocar la piedra cegadora en medio del ojo de todos los gigantes. Es, digámoslo claramente, Alguien dejando sin luz a Nadie. Mejor, robándole la luz a Nadie para incorporarla a su ser de faro poderoso".
Enrique Lafourcade
Prólogo a la primera edición del libro, 1994