Presenta también una relación de 165 vascos y navarros fusilados o fallecidos en cementerios y cárceles cántabras; 85 víctimas fusiladas de otras provincias, y un listado de 552 presos de otras regiones españolas (sobre todo andaluces) muertos por hambre, enfermedades y malos tratos tanto en el Penal del Dueso de Santoña como en otras prisiones de Cantabria.
Abarca un período en el que se inscribe como acontecimiento cumbre y umbral multiplicador, la Guerra Civil (1936-1939) y la inmediata posguerra, hasta bien pasados los 50. Se incluye un análisis causal y cuantitativo de las víctimas en el conjunto regional por comarcas, municipios. En algunos de ellos en los que las bajas alcanzan altos niveles, caso de la comarca de Campoo, de Torrelavega y, dentro de la misma, Los Corrales de Buelna, Molledo y Viérnoles, la comarca del Miera (con Penagos, Liérganes como municipios de alta intensidad represiva), se dedica una extensa introducción al ámbito socio-económico, al análisis y la reflexión en torno a las ideologías, a la evolución histórica de los conflictos como forma de retroproyección que nos ayuda a comprender la movilización social y política y, por ende, la coerción sufrida durante la Guerra Civil y los años de plomo posteriores. Se destina un apartado especial a la guerrilla cántabra con figuras como "El Cariñoso", "El Hijo del Practicante de Los Carabeos", Ceferino Machado, "Joselón", Inocencio Aja, a los últimos guerrilleros, los míticos "Juanín" y Bedoya, caídos en fecha tan inimaginable para su capacidad de resistencia y supervivencia como la de 1957. La memoria de las víctimas exige el recuerdo y la rehabilitación con una visión integradora, sin arrojarse los muertos desde una u otra trinchera política e ideológica. Se pretende una intrahistoria del sufrimiento que afectó por ambos bandos a personas sencillas y concretas. Por ello, se incluye la relación nominal de la represión republicana y franquista por comarcas y ayuntamientos en los apéndices junto con las circunstancias de sus muertes. Si bien las víctimas de los republicanos fueron honradas en su momento, los republicanos quedaron olvidados en las fosas comunes y las cunetas. Una básica obligación moral nos impone su rescate del descrédito y el olvido que pesa sobre su memoria, tantas veces vituperada, acusados inocentemente en virtud de denuncias falsas. Una pesada losa que tuvieron que arrastrar sus herederos y deudos vituperados como "rojos" durante el franquismo, la tragedia de la pérdida del ser querido y la de su dignidad manchada por la dictadura. Sobre ese pasado se ha cimentado una buena parte de la Historia reciente de España y es necesario conocerlo. Este trabajo tiene como función primordial contribuir modestamente con un granito de arena a ese estudio que ya se ha realizado o se está realizando en otros pueblos y provincias de la geografía española y que en Cantabria era casi desconocido.
La fuente documental más importante para estudiar la represión republicana es La Causa General, convenientemente pulida en sus duplicidades y contrastada con fuentes orales y Registros Civiles. Para la represión franquista, los vencedores apenas dejaron constancia evidente y las magnitudes son mucho más difíciles de evaluar. Recurro como fuente básica a los Registros Civiles de los respectivos ayuntamientos y al Archivo Regional de la Región Militar Noroeste del Ferrol.
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