Nació y estudió en Puno, Perú, pero terminó la secundaria en la ciudad de Arequipa, en el mismo país. Luego de la universidad, trabajó en la Aduana. Un día tuvo un accidente automovilístico y el vehículo se hizo añicos antes de llegar a destino. Nadie sabía cuándo despertaría, si hablaría y si quedaría, o no, en silla de ruedas. Al cabo de ocho días, abrió los ojos; esos días le parecieron años, pues tenía la mente en blanco. Con el tiempo, recobró el habla. Al principio solo recordaba aquella luz que lo había sacado de las tinieblas.
Propone una manera distinta de ver la realidad y usar la imaginación para resolver problemas.
Es difícil cuando no se tiene la costumbre, es algo que requiere cambiar paradigmas. Cada región tiene distintas cuestiones por resolver.