En Campo de Fiori se yergue, imponente y lúgubre, una estatua de bronce dedicada a Giordano Bruno. Encapuchado, envuelto en su hábito de monje, el fraile dominico fue condenado y quemado por herejía en dicha plaza romana en 1600. Desde el centro de la plaza domina la escena cotidiana del mercado, sus verduras y trattorias, nos dice Eduardo Lliteras Sentíes, quien frecuentaba dicha plaza en sus tiempos de corresponsal en Roma, dividiendo su labor entre la principal plaza non sancta de la Ciudad Eterna, y el Vaticano.
Periodista egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, con estudios de Doctorado en Filosofía en la Universidad de Salamanca, España, Eduardo Lliteras Sentíes ha dedicado muchos años a dar seguimiento a las noticias emanadas en la Santa Sede. Ha sido corresponsal por 7 años en Roma. Enviado especial a cubrir los dos últimos cónclaves. Y ha viajado desde niño entre el Viejo Continente, el Sahel y la Península de Yucatán, donde actualmente reside, en Mérida.
Un tercio de su vida ha vivido en el extranjero y desde hace 13 años reside en Mérida, dedicado de tiempo completo al periodismo y la escritura. Como él mismo explica, nació en un mundo con televisores en blanco y negro en el que la lectura de libros y enciclopedias era su pasatiempo, así como sus vueltas en bicicleta por el campo. Y ahora no se despega de la computadora y del celular para nutrir su portal Infoliteras.com. Pero nunca ha dejado de cultivar su gusto por la lectura de los libros impresos, por el placer de sumergirse entre las páginas de un buen texto olvidado del tráfago del mundo cibernético. Le fascinan las historias de libros perdidos, condenados, perseguidos, quemados y, claro, de sus autores, porque algo tiene en común con ellos, en tiempos en que el periodismo en México es uno de los oficios más mortales del país y del mundo.