Cuando alcanza la adolescencia, Lin es mandado por sus padres a una escuela budista.

Para determinar si lo acepta o no, el Grande Maestro someterá a Lin a distintas pruebas. Allí se revelará el temple del joven y su capacidad de adquirir enseñanzas acerca de los valores verdaderamente trascendentes.
Lin y el Maestro nos lleva dentro de una relación Maestro-discípulo en la que los corazones de un anciano y de un joven se encuentran y se comunican para vivir momentos de intensidad en un mundo fuera de la casualidad.
El trato del Maestro, caracterizado por el silencio, la severidad y el respeto son inicialmente difíciles de comprender para el aprendiz, pero generan en él un conjunto de sensaciones nuevas que le revelan sus debilidades. Los encuentros son acompañados de experiencias y discusiones espontáneas acerca de valores, misterios y temores de la vida.